MARKETING POLÍTICO: ESTRATEGIAS DE PODER Y PERSUASIÓN

El marketing político, surgido en la segunda mitad del siglo XX, se ha convertido en un campo complejo y en constante evolución. Aunque su definición precisa puede ser esquiva debido a la diversidad de enfoques, su aplicación a las campañas electorales ha sido una tendencia desde los años cincuenta. A menudo se le asocia erróneamente con el marketing comercial, pero es mucho más que eso: abarca estrategias de comunicación política desde la planificación hasta el análisis de respuestas, destacando por sus diferencias notables con el marketing tradicional.

El marketing ya conocido como el comercial, comparte similitudes con el político en su esencia persuasiva y en la necesidad de comprender al público objetivo, así como en el uso de encuestas y publicidad para transmitir su mensaje. Sin embargo, mientras que el marketing comercial se enfoca en productos y servicios, el político se centra en candidatos y programas, enfrentándose a un escrutinio periodístico más riguroso y a restricciones temporales y de recursos más severas. Aunque el marketing político adopta algunas estrategias del comercial, sus métodos y desafíos son únicos, reflejando la naturaleza distintiva de la competición electoral y la toma de decisiones democráticas.

La comunicación política, en su esencia persuasiva, abarca diversos aspectos que inciden en la interacción entre ciudadanos y políticos. Refiriéndonos a la propaganda electoral, específicamente en los periodos de campaña, donde los partidos despliegan estrategias para ganar adhesiones, los medios de comunicación, especialmente la televisión, juegan un papel crucial, siendo el medio más seguido por los electores para informarse sobre política. El modelo retórico-argumentativo de Capdevila proporciona un marco para analizar la propaganda electoral, destacando la importancia de los acuerdos generales, los procedimientos argumentativos y la interacción de los argumentos en la persuasión del electorado. Este modelo permite desentrañar cómo se estructuran y ordenan los argumentos en los spots televisivos, así como identificar las estrategias retóricas utilizadas para influir en la audiencia.

Discurso político

En este sentido, el análisis se enfoca en comprender cómo la propaganda política, a través de la emotividad y la estética, busca conectar con los espectadores y generar impacto en un contexto regulado y altamente competitivo como lo es el periodo electoral.

La comunicación política, en su esencia persuasiva, abarca diversos aspectos que inciden en la interacción entre ciudadanos y políticos. Refiriéndonos a la propaganda electoral, específicamente en los periodos de campaña, donde los partidos despliegan estrategias para ganar adhesiones, los medios de comunicación, especialmente la televisión, juegan un papel crucial, siendo el medio más seguido por los electores para informarse sobre política. El modelo retórico-argumentativo de Capdevila proporciona un marco para analizar la propaganda electoral, destacando la importancia de los acuerdos generales, los procedimientos argumentativos y la interacción de los argumentos en la persuasión del electorado. Este modelo permite desentrañar cómo se estructuran y ordenan los argumentos en los spots televisivos, así como identificar las estrategias retóricas utilizadas para influir en la audiencia.

Estrategias

  1. Crea un equipo

Detrás de cada estrategia, un equipo multidisciplinar especializado en áreas como comunicación, redes sociales, creatividad y análisis de datos se encarga de asegurar que todas las piezas encajen perfectamente. La imagen, la reputación y los votos del político están en juego, por lo que la coordinación y el trabajo en equipo son cruciales para el éxito de la campaña.

  1. Análisis de mercado

El análisis del mercado electoral juega un papel fundamental al ofrecer estas respuestas. Mediante metodologías de investigación como encuestas y cuestionarios, se puede conocer a fondo a los electores, sus aspiraciones y necesidades. Además, el uso de Internet y las redes sociales ha facilitado aún más la recopilación de datos sobre las opiniones y actitudes de los votantes, permitiendo una orientación más precisa de las estrategias políticas.

  1. Crea un marca

Así como en el ámbito empresarial, los políticos también poseen una marca distintiva que los define y los distingue. Esta marca política es su identidad fundamental, de la cual extraen inspiración para desarrollar sus ideales y propuestas políticas. Por lo que el perfil del candidato es crucial para planificar la imagen que proyecta al público, algunos son reconocidos por temas específicos como salud o educación, mientras que otros destacan en economía.

  1. Crea una comunidad

En la actualidad, mantener el apoyo del electorado es crucial para cualquier candidato político que aspire a tener la influencia necesaria para implementar sus proyectos.

En este sentido, el establecimiento de una comunidad sólida se convierte en una estrategia esencial. Si bien en el pasado esto se lograba principalmente a través del activismo y la militancia política, hoy en día existen diversas alternativas gracias a la tecnología. Con la popularización de las redes sociales, la creación de grupos se ha convertido en una herramienta fundamental. Plataformas como Facebook y WhatsApp permiten que personas con intereses afines se unen para debatir y conversar, facilitando así la construcción de una comunidad comprometida.

  1. Presencia en Redes Sociales

Las redes sociales, en este sentido, facilitan una comunicación efectiva, permitiendo que los políticos escuchen y comprendan las preocupaciones de la ciudadanía. Este compromiso no solo fortalece los lazos entre el candidato y los votantes, sino que también puede generar colaboración en futuras elecciones.

En el contexto actual, las redes sociales son esenciales en la esfera política, con un impacto notable en decisiones electorales a nivel global. Sin embargo, su influencia también presenta desafíos, como la propagación de noticias falsas que pueden socavar la credibilidad de la información y eclipsar el trabajo de periodistas de renombre. Para abordar esta problemática, es crucial implementar estructuras dedicadas a verificar y contrastar la información, así como a desmentir rumores. Esta medida, que ya se ha adoptado en otros países, como en Estados Unidos durante la administración de Obama, debería ser prioritaria en la agenda política para preservar la integridad del proceso informativo y fortalecer la confianza pública.